LA LEGALIZACIÓN DE DROGAS POR MOTIVOS MEDICINALES.
- Misael Lopez
- 2 oct 2017
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En los últimos meses, el tema de la legalización de marihuana (drogas) a sonado muy fuerte; pero esta legalización parece estar muy alejada del Perú. Una encuesta realizada el año pasado por CEDRO-Perú, entre 10 mil 500 personas de 15 ciudades del país - reveló que el 94% de la población rechaza la posibilidad de legalizar la venta del producto, porque lo considera peligroso para la salud.
Al legalizar la producción de marihuana, esta se hace cuatro veces más cara por la cadena de distribución; ante ello, obviamente la gente de menores recursos seguirá comprando en el mercado ilegal. El círculo no se rompe y no se está informando sobre los graves daños que producen las adicciones. La producción y consumo de drogas en el Perú se asocian a una serie de faltas, delitos y mafias.
AUTODESTRUCTIVO Los que abogan por la legalización tienen argumentos difíciles de rebatir. En primer lugar,

la lucha contra el narcotráfico –al menos hasta ahora– parece condenada al fracaso. Las propias autoridades encargadas de combatir el tráfico de droga admiten que solo detienen un pequeño porcentaje, y el esfuerzo por detener el narcotráfico es en cierto sentido autodestructivo, pues al subir los precios beneficia a los narcotraficantes.
Otro argumento a favor de la legalización es la criminalidad. Los que defienden este punto de vista dan como ejemplo la ley seca* que prohibió la venta de alcohol en EE.UU. Esta no impidió su venta ni el alcoholismo, pero tuvo consecuencias desastrosas. Las mafias dedicadas al tráfico ilícito del alcohol adquirieron gran poder, corrompieron autoridades y causaron más muertes.

ANTÍDOTO Según un sector de científicos –médicos y biólogos–, la drogadicción debe tratarse como un mal epidémico. Sostienen que, si se invirtiera una pequeña parte del dinero gastado en combatir el narcotráfico en la investigación de antídotos, educación de jóvenes y tratamiento de drogadictos, se obtendrían resultados incomparablemente mejores. Tal vez lo más importante: desaparecería el interés de los traficantes por conseguir nuevos clientes. Desaparecería el adicto que, para obtener droga, es reclutado como vendedor y se convierte en criminal.
Además del crimen organizado y la criminalidad producida por la necesidad de dinero para la droga, en el caso de la heroína está el sida. Los drogadictos se están convirtiendo en el grupo más expuesto al sida, debido al uso compartido de agujas hipodérmicas. De legalizarse la droga, desaparecerían las limitaciones que impiden a los drogadictos tomar las precauciones para evitar el contagio.
INEPTITUD

Aunque los argumentos a favor de la legalización parecen contundentes, no están lejos de la verdad quienes los califican de ser “una admisión de ineptitud”: sería admitir que la sociedad tiene que rendirse y aceptar al drogadicto como miembro legal de la sociedad.
Visto así, tiene peso el argumento de quienes rechazan la legalización. Para ninguna sociedad es deseable aceptar la drogadicción. La legalización de la droga traería como consecuencia la necesidad de clasificar, legislar y administrar estupefacientes en forma permanente. Sin entrar en el campo ético y moral, además de admitir impotencia, la legalización presenta problemas de carácter práctico.
Una sociedad rica, con ciudadanos bien educados, autoridades bien pagadas y respeto a los valores morales, tal vez pueda ganarle la guerra al narcotráfico. Por ahora todo parece indicar que esta sociedad utópica no existe, que el narcotráfico está ganando la batalla y que los drogadictos van en aumento.
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